DOMINGO XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO // SEGUNDA ADVERTENCIA
DOMINGO XXV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO [SE OMITE LA MEMORIA-DE SAN PÍO DE PIETRELCINA, PRESBÍTERO]
23 MR, p. 437 (435) / Lecc. II, p. 166
Santos: Rebeca, laica. Beata María Bernardina Jablonska, cofundadora. (Verde)
SEGUNDA ADVERTENCIA
Sab 2, 12. 17-20; Sant 3, 16-4, 3; Mc 9, 30-37
Cuando la obstinación de los dirigentes religiosos de Israel se consolidó, el Señor Jesús comprendió que, si persistía mostrando el rostro novedoso de Dios con tanta decisión, su vida tendría un final violento. Aunque era un escenario desconsolador para cualquier persona, Jesús no se echó para atrás sino que mantuvo el diálogo confiado con el Padre y comprendió que tampoco en esa circunstancia quedaría desamparado. De hecho, el fragmento del libro de la Sabiduría nos desvela la espiritualidad que alentaba a los justos perseguidos a la hora de mantenerse fieles a Dios. Quien conoce los secretos de Dios sabe que Dios creó a sus hijos para la inmortalidad y que, por eso mismo, los auxilia y acompaña en el momento de la prueba. Los enemigos del Reino no podrían prevalecer por encima del amor y la fidelidad del Padre.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO
Según afirma el autor del libro de la Sabiduría Dios creó al hombre para la inmortalidad y auxilia en el momento de prueba y persecución a quien se mantiene en sus caminos. Quien viva convencido de estas certezas podrá afrontar sus pequeños o grandes desafíos personales. La fe cristiana no está desconectada en manera alguna de nuestra cotidianeidad. Para ser un padre de familia creíble, un ciudadano responsable y participativo y un miembro confiable en sus actividades económicas o profesionales; necesitamos abrevar en el pozo de nuestra fe cristiana. Sabemos que en la medida que nuestras actitudes reflejen los valores del Reino de Dios enfrentaremos oposición de parte de quienes solo tienen ojos para la ganancia y el logro del poder, Es necesario asociamos con personas de buena voluntad, persiguiendo objetivos comunes valiosos, para de esa manera, aligerar los graves problemas que afligen a nuestra casa común y a nuestro país.